“Plagio descarado”: Tarantino destroza Los Juegos del Hambre

Quentin Tarantino denuncia el “plagio descarado” de Los Juegos del Hambre a Battle Royale y critica la complacencia crítica, mientras revela su lista sorpresa del siglo XXI.

✍🏻 Por Tomas Velarde

noviembre 29, 2025

• Tarantino vuelve a denunciar que Los Juegos del Hambre es un plagio descarado de la obra maestra japonesa Battle Royale de Kinji Fukasaku.

• Su lista de las mejores películas del siglo XXI incluye sorpresas como West Side Story de Spielberg y demuestra una sensibilidad cinematográfica más amplia de lo esperado.

• La complacencia de la crítica contemporánea ante estos casos de apropiación cultural revela una preocupante falta de rigor en el análisis cinematográfico actual.

En el panorama cinematográfico contemporáneo, pocas voces resultan tan necesarias como la de Quentin Tarantino cuando se trata de defender la integridad artística. Sus recientes declaraciones en The Bret Easton Ellis Podcast han vuelto a poner sobre la mesa una de las polémicas más flagrantes de la última década: el descarado plagio que supone Los Juegos del Hambre respecto a Battle Royale.

Como alguien que tuvo el privilegio de ver Battle Royale en su estreno en el Festival de Sitges del año 2001, puedo afirmar sin ambages que la obra de Kinji Fukasaku representa una de las cumbres del cine japonés contemporáneo. La brutalidad poética con la que Fukasaku aborda la violencia juvenil y la descomposición social conecta directamente con la tradición del cine de género nipón, desde los chambara de Kurosawa hasta el horror psicológico de Kiyoshi Kurosawa.

La defensa de una obra maestra

«No entiendo cómo el escritor japonés no demandó a Suzanne Collins por todo lo que posee», declaró Tarantino con esa vehemencia que le caracteriza. Sus palabras resuenan con la autoridad de quien conoce profundamente la historia del cine.

La conexión personal del director con Battle Royale trasciende lo anecdótico. Durante el rodaje de Kill Bill, Fukasaku le ofreció una proyección privada de su obra. Aquel encuentro marcó profundamente al cineasta estadounidense, quien desde entonces se ha convertido en uno de los defensores más acérrimos de la película japonesa.

Battle Royale funciona como un espejo despiadado de la sociedad japonesa de finales del siglo XX. Fukasaku, veterano del cine bélico japonés, aplicó su experiencia en la representación de la violencia para crear una alegoría devastadora sobre el fracaso del sistema educativo y la manipulación mediática.

La puesta en escena de Fukasaku, con esos primeros planos que capturan la desesperación adolescente y esos planos generales que convierten la isla en un infierno claustrofóbico, demuestra un dominio del lenguaje cinematográfico que pocas obras contemporáneas han conseguido igualar.

Una lista reveladora

En su intervención radiofónica, Tarantino comenzó a desvelar su ranking personal de las mejores películas del siglo XXI. Battle Royale ocupa el puesto número 11, una posición que subraya su admiración por la obra de Fukasaku.

Más sorprendente resulta la inclusión de West Side Story de Steven Spielberg en el vigésimo puesto. «Aquí es donde Steven demuestra que aún lo tiene. No creo que Scorsese haya hecho una película tan emocionante en este siglo», declaró Tarantino.

Esta afirmación revela una comprensión profunda del oficio cinematográfico. Spielberg logró en su West Side Story algo que parecía imposible: reinventar un clásico sin traicionar su esencia. La coreografía de la cámara en los números musicales, especialmente en «America», demuestra que el veterano director mantiene intacta su capacidad para el espectáculo visual.

La lista también incluye títulos como Moneyball y, sorprendentemente, Jackass: The Movie. Esta última elección demuestra que Tarantino comprende algo fundamental: el cine no conoce jerarquías cuando se trata de provocar emociones genuinas.

El problema de la crítica contemporánea

Lo que más irrita a Tarantino es la complacencia de la crítica literaria, que recibió la novela de Collins con elogios sin reconocer las evidentes similitudes con la obra de Koushun Takami.

Esta ceguera selectiva representa un fallo fundamental del sistema crítico contemporáneo. En los años sesenta, los críticos de Cahiers du Cinéma revolucionaron el análisis cinematográfico precisamente por su capacidad para establecer conexiones entre obras aparentemente dispares.

La diferencia entre Battle Royale y Los Juegos del Hambre ilustra perfectamente la distancia que separa el cine como arte del cine como producto de consumo masivo. Donde Fukasaku ofrece una reflexión despiadada sobre la naturaleza humana, Collins proporciona entretenimiento digerible para el mercado adolescente.

Reflexiones sobre la originalidad

Las declaraciones de Tarantino plantean cuestiones fundamentales sobre la originalidad en el arte contemporáneo. Como bien sabía André Bazin, el cine vive de la reinterpretación y el homenaje, pero existe una línea que separa la influencia creativa de la apropiación indebida.

La industria hollywoodiense tiene una larga tradición de «adaptar» obras extranjeras sin reconocer sus fuentes. Desde los remakes de Kurosawa hasta las versiones americanizadas del cine de género europeo, Hollywood ha construido parte de su hegemonía sobre la apropiación cultural.

Battle Royale representa todo lo que el cine comercial contemporáneo ha perdido: la capacidad para incomodar, para cuestionar, para funcionar como espejo crítico de la sociedad. Su influencia se extiende mucho más allá de Los Juegos del Hambre, alcanzando series como Squid Game o películas como The Platform.

La importancia de las listas

La selección de Tarantino trasciende la mera enumeración para convertirse en una declaración de principios estéticos. Cada título elegido refleja una comprensión profunda de lo que hace grande al cine: la capacidad para emocionar, sorprender y, sobre todo, para permanecer en la memoria del espectador.

Sus palabras resuenan con la autoridad de quien ha dedicado su vida a estudiar y crear cine. En un mundo saturado de contenido audiovisual, voces como la suya resultan más necesarias que nunca para mantener vivo el debate sobre la calidad y la originalidad en el séptimo arte.

La defensa que hace Tarantino de Battle Royale no es solo una reivindicación de una obra injustamente eclipsada, sino una llamada de atención sobre la responsabilidad de la crítica y la industria para preservar la integridad artística del cine.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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