• Coyote vs. Acme llegará finalmente a los cines en 2026 tras ser rescatada del limbo corporativo de Warner Bros, prometiendo una exploración profunda del alma de Wile E. Coyote.
• Esta película funciona como una distopía corporativa disfrazada de comedia, donde un individuo se enfrenta a décadas de productos defectuosos de una megacorporación.
• El proyecto representa algo más profundo: una reflexión sobre la persistencia humana ante sistemas que fallan sistemáticamente, muy similar a los temas que explora Blade Runner sobre la responsabilidad corporativa.
¿Qué ocurre cuando un personaje que hemos visto fracasar durante ocho décadas decide finalmente alzar la voz?
En un mundo donde las corporaciones parecen tener más poder que nunca, la historia de un coyote del desierto que demanda a una empresa por productos defectuosos suena extrañamente familiar. No es casualidad que esta película haya resurgido de las cenizas corporativas justo ahora.
Me recuerda a esas escenas de Blade Runner donde los replicantes cuestionan a sus creadores. Aquí, Wile E. Coyote hace algo similar: cuestiona a Acme Corporation después de décadas de confianza ciega.
Una distopía disfrazada de comedia
Hay algo profundamente perturbador en la figura de Wile E. Coyote que trasciende la comedia slapstick. Durante décadas, hemos reído de sus fracasos, de sus planes elaborados que invariablemente terminan con él cayendo por un precipicio.
Pero el director Dave Green propone algo revolucionario: ¿y si hemos estado riéndonos de la víctima?
La película, que finalmente verá la luz en 2026 tras ser rescatada del limbo fiscal de Warner Bros, promete «adentrarse en su alma» y mostrar «qué le hace funcionar realmente».
Esta aproximación psicológica a un personaje aparentemente simple refleja algo que he observado en el mejor cine de ciencia ficción: la humanización de figuras que tradicionalmente hemos catalogado como antagonistas.
Will Forte interpretará al abogado de Wile E. Coyote, mientras que John Cena dará vida al CEO de Acme Corporation. Esta elección de casting no es casual.
Forte aporta la sensibilidad necesaria para defender a un cliente que ha sufrido 80 años de productos defectuosos. Cena encarna perfectamente la imagen del poder corporativo estadounidense.
El mito de Sísifo en el desierto
La premisa legal funciona como una lente a través de la cual examinar temas más profundos. ¿Cuántas veces hemos persistido en objetivos que parecían inalcanzables? ¿Cuántas veces hemos confiado en sistemas que nos han fallado sistemáticamente?
Green compara hacer una película con «empujar una roca cuesta arriba», exactamente lo que Wile E. hace cada día.
Esta analogía con el mito de Sísifo no es accidental. El coyote se convierte así en una figura existencial, condenado a repetir sus intentos una y otra vez, pero encontrando significado en la propia repetición.
Es el mismo tema que explora Her: la persistencia del sentimiento humano ante la incertidumbre. Solo que aquí, en lugar de inteligencia artificial, tenemos productos corporativos defectuosos.
Resistencia creativa ante la maquinaria corporativa
El hecho de que esta película haya sido inicialmente cancelada por Warner Bros para obtener beneficios fiscales, solo para resurgir más tarde, añade una capa de ironía que el propio Wile E. apreciaría.
La industria del entretenimiento, como Acme Corporation, a menudo trata a sus creaciones como productos desechables.
Pero hay algo poético en esta segunda oportunidad. La película no solo cuenta la historia de un coyote que busca justicia; también representa la resistencia de las ideas creativas ante la maquinaria corporativa.
Es una narrativa que resuena especialmente en una era donde los algoritmos y las decisiones financieras determinan qué historias merecen ser contadas.
La aproximación de «animación y acción real» promete crear un mundo donde lo absurdo y lo real coexisten. Muy parecido a nuestro presente, donde las líneas entre la sátira y la realidad se difuminan constantemente.
Redefiniendo la villanía
Green quiere «reventar el mito» de que Wile E. es villano. Esta recontextualización nos invita a reconsiderar nuestras propias percepciones sobre el fracaso y la persistencia.
Durante décadas, hemos etiquetado como «villano» a alguien cuyo único crimen era intentar conseguir una comida, utilizando productos que sistemáticamente le fallaban.
Esta inversión narrativa refleja una comprensión más madura de la moralidad. En un mundo donde las corporaciones evaden responsabilidades mientras los individuos sufren las consecuencias, la historia de Wile E. adquiere relevancia social.
Me hace pensar en esas distopías corporativas de Philip K. Dick, donde el verdadero villano nunca es el individuo, sino el sistema que lo aplasta.
La película promete ser «tremendamente divertida», pero el humor más profundo surge de la verdad. Y la verdad es que todos hemos sido Wile E. Coyote en algún momento: persistentes, optimistas, y ocasionalmente víctimas de sistemas que no funcionan como deberían.
Coyote vs. Acme llega en el momento perfecto. Cuando necesitamos historias que nos recuerden que la persistencia tiene valor, incluso cuando los resultados no son los esperados.
En una época donde el cinismo domina el discurso público, la historia de un coyote que nunca se rinde ofrece una forma de esperanza extrañamente reconfortante.
Quizás la verdadera genialidad de esta película no esté en hacernos reír, sino en hacernos reflexionar sobre cuántas veces hemos juzgado mal a alguien por sus fracasos, sin considerar las circunstancias sistemáticas que los causaron.
Al final, todos empujamos rocas cuesta arriba. Y merecemos productos que funcionen cuando los necesitamos.

