Stranger Things salta a 1987: el adiós que necesitábamos

Stranger Things vuelve en otoño de 1987 con su mayor salto temporal: madurez, flashbacks a 1983 y lanzamiento en tres partes para despedir Hawkins con sentido.

✍🏻 Por Alex Reyna

noviembre 20, 2025

• Netflix confirma que la quinta temporada de Stranger Things tendrá lugar en otoño de 1987, con el salto temporal más largo de la serie: año y medio después del final de la cuarta temporada.

• Este salto temporal representa algo más que una decisión narrativa; es una reflexión sobre cómo el tiempo transforma tanto a los personajes como a nosotros mismos, convirtiendo la nostalgia en una herramienta de introspección.

• La estrategia de lanzamiento dividida en tres partes durante las fiestas navideñas sugiere que los Duffer Brothers entienden que despedirse de Hawkins requiere tiempo para procesar cada revelación.

El tiempo es el verdadero antagonista de cualquier historia que se precie. Más implacable que cualquier Demogorgon, más sutil que Vecna en sus manipulaciones.

Cuando una serie como Stranger Things decide dar su salto temporal más ambicioso, no está simplemente moviendo las agujas del reloj. Está reconociendo que sus personajes —y nosotros con ellos— hemos crecido en formas que ya no pueden ignorarse.

Me recuerda a esa sensación que tuve viendo El Imperio Contraataca por primera vez. Entre Una Nueva Esperanza y la secuela, Luke había madurado de forma casi imperceptible pero fundamental. No era solo el tiempo transcurrido; era la comprensión de que algunas batallas requieren una sabiduría que solo se forja en la espera.

Hay algo profundamente melancólico en saber que Will Byers llevará cuatro años cargando con las cicatrices de su desaparición cuando regresemos a Hawkins por última vez. Cuatro años desde aquel noviembre de 1983 que cambió todo.

Es el tipo de distancia temporal que transforma el trauma en sabiduría, la inocencia en experiencia, y los niños en algo que ya no reconocemos del todo.

El peso de año y medio

Netflix ha confirmado lo que muchos intuíamos: la quinta temporada transcurrirá en otoño de 1987. Año y medio después de los eventos que cerraron la cuarta temporada, nos encontraremos con unos protagonistas que habrán navegado esa transición crucial entre la adolescencia temprana y algo que ya se parece peligrosamente a la adultez.

Este salto no es casual. Los Duffer Brothers entienden que hay batallas que no pueden librarse con la mentalidad de un niño de catorce años.

Vecna, ese reflejo distorsionado de nuestros propios demonios internos, requiere adversarios que hayan tenido tiempo de procesar sus heridas. De entender que el mundo no se divide simplemente entre el lado correcto y el Upside Down.

Los números cuentan una historia fascinante: el grupo principal rondará los 16-17 años, mientras que Jonathan, Nancy y Robin se acercarán a los 19-20. Son edades que hablan de responsabilidades diferentes, de perspectivas que ya no pueden refugiarse en la protección de los adultos.

Es la edad en la que uno empieza a entender que los monstruos más aterradores no siempre tienen tentáculos.

Ecos del pasado, sombras del futuro

La temporada incluirá un flashback a 1983, mostrándonos más detalles sobre el primer encuentro de Will con Vecna en el Upside Down. Es una decisión narrativa que habla de la necesidad de cerrar círculos.

De entender que el presente solo cobra sentido cuando comprendemos completamente el pasado que lo forjó.

Me recuerda a Dune, cuando Paul Atreides debe enfrentarse a sus visiones del futuro comprendiendo primero las decisiones que las provocaron. No para alterarlas, sino para aceptar su peso.

La estrategia de lanzamiento también merece reflexión: tres partes distribuidas entre el 26 de noviembre, el 25 de diciembre y el 31 de diciembre. No es solo una decisión comercial.

Es un reconocimiento de que despedirse requiere tiempo. Que procesar el final de algo que ha sido parte de nuestras vidas durante años no puede hacerse de una sentada.

La madurez como arma

Cuando Vecna proclama que «pueden comenzar» y que «harán cosas tan hermosas juntos», hay algo en esas palabras que trasciende la típica amenaza de villano. Suena a alguien que ha estado esperando que sus adversarios maduren lo suficiente como para entender realmente lo que está en juego.

El grupo ha esperado lo suficiente para enfrentarse a Vecna, y su tiempo para contraatacar se agota. Pero quizás esa espera era necesaria.

Quizás había lecciones que solo podían aprenderse en el tiempo que transcurre entre una temporada y otra. En esos meses donde los personajes crecen fuera de pantalla, donde procesan traumas y forjan la determinación que necesitarán para la batalla final.

Es como en Star Trek, cuando Kirk debe enfrentarse al Kobayashi Maru. No se trata de ganar o perder, sino de entender qué tipo de persona eres cuando no hay soluciones fáciles.

La quinta temporada concluirá la narrativa principal en 1987, aunque existe la posibilidad de saltos temporales adicionales antes del cierre definitivo. Es una promesa y una amenaza a la vez: promesa de resolución, amenaza de que todo lo que conocemos está a punto de cambiar para siempre.

Hay algo hermoso en la forma en que Stranger Things ha decidido envejecer junto a su audiencia. No solo en términos literales —los actores han crecido ante nuestros ojos—, sino en la comprensión de que las historias más poderosas son aquellas que reconocen que el tiempo transforma todo.

Incluso a los héroes.

Cuando regresemos a Hawkins en otoño de 1987, no seremos los mismos que se despidieron en la cuarta temporada. Y quizás esa sea la verdadera magia de una serie que siempre entendió que crecer duele, pero es la única forma de convertirse en quien necesitas ser.

El 31 de diciembre no solo marcará el final de Stranger Things; será el momento en que una generación entera cierre un capítulo de su propia adolescencia.

Porque al final, todas las mejores historias de ciencia ficción son, en realidad, historias sobre nosotros mismos creciendo en tiempo real.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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