• Edgar Wright abandonó Ant-Man tras ocho años de desarrollo porque Marvel ya había establecido su «estilo casa» que no encajaba con su visión de película de atracos alternativa.
• Como fan de Marvel, me duele pensar en lo que perdimos: Wright habría aportado una frescura única al MCU en un momento donde empezaba a notarse cierta repetición de fórmulas.
• La decisión de Wright de nunca ver la versión final demuestra la integridad artística que necesitamos más en Hollywood, aunque Peyton Reed hizo un trabajo más que digno.
¿Os imagináis un MCU donde Edgar Wright hubiera dirigido Ant-Man? El genio detrás de la Trilogía Cornetto y Baby Driver estuvo a punto de revolucionar la Fase 2 con una película de atracos que prometía ser completamente diferente a todo lo que habíamos visto.
Pero como bien sabemos los que llevamos desde Iron Man en esto, no todas las historias del MCU tienen el final que esperamos. La salida de Wright se convirtió en uno de los «¿y si…?» más dolorosos de Marvel, y ahora el director ha explicado por qué tuvo que tomar esa decisión tan difícil.
Ocho años antes de que existiera el MCU
La relación de Wright con Ant-Man comenzó mucho antes de lo que recordamos. Durante ocho años trabajó con Joe Cornish desarrollando lo que habría sido una película de superhéroes radicalmente diferente.
Su guión original se escribió antes del estreno de Iron Man en 2008. Sí, habéis leído bien: Wright estaba moldeando su visión del Hombre Hormiga cuando el MCU tal y como lo conocemos ni siquiera existía.
«La idea de hacerlo en ese momento me emocionaba, porque quieres darle tu propio toque», explica Wright. «Pero entre presentar la idea y hacerla, toda la franquicia había explotado».
Y ahí está el problema. Wright se enamoró de un proyecto cuando Marvel aún experimentaba, cuando cada película podía ser un riesgo creativo. Para 2014, el estudio ya había encontrado su fórmula dorada.
El choque entre creatividad y continuidad
Como fans del MCU, hemos visto cómo Marvel ha creado un universo cohesivo que funciona perfectamente. Pero esa cohesión tiene un precio, y Wright lo vivió en primera persona.
«Cuando llegamos a hacerla en 2014, ya tenían un estilo casa establecido, una forma de trabajar y una continuidad que realmente no encajaba con la película de atracos más alternativa que habíamos escrito», confiesa el director.
Es fascinante pensar en esa tensión. Marvel necesitaba que Ant-Man encajara en su tapiz narrativo. Wright tenía una visión específica pulida durante casi una década.
En los cómics, Ant-Man siempre fue un personaje más experimental. Hank Pym era un científico moralmente ambiguo, y Scott Lang un ladrón reformado. La visión de Wright como película de atracos habría honrado esas raíces de forma brillante.
Algunos directores han logrado mantener su voz en el MCU (Taika Waititi con Thor: Ragnarok es el ejemplo perfecto), pero Wright tomó la decisión más honesta: mejor retirarse que comprometer su integridad artística.
Una despedida sin rencores
En 2014, Wright abandonó el proyecto que había sido su bebé durante ocho años, creyendo que era mejor que otra persona lo completara.
«No me arrepiento», asegura Wright, y hay algo admirable en esa honestidad. A pesar de todo, él y Cornish mantuvieron los créditos de historia y guión.
Lo más llamativo es que Wright nunca ha visto la versión final de Peyton Reed. Es comprensible: debe ser doloroso ver cómo otra persona da forma a tu visión, por muy buen trabajo que haga.
Y Reed hizo un trabajo sólido. Las dos películas de Ant-Man funcionan dentro del MCU, tienen momentos brillantes y Paul Rudd es perfecto como Scott Lang. Pero siempre nos quedará esa curiosidad: ¿cómo habría sido la versión de Wright?
El precio de la cohesión
La salida de Wright se ha convertido en un caso de estudio sobre la tensión entre visión autoral y universos compartidos.
Entiendo la posición de Marvel: tenían un plan maestro, una continuidad que mantener. Cada película debía servir al conjunto. Pero como cinéfila y fan de Marvel, no puedo evitar lamentar lo que perdimos.
No hay villanos aquí, solo visiones incompatibles. Wright quería hacer su película, Marvel necesitaba que encajara en su universo. Ambas posturas son válidas.
Lo admirable es la honestidad de Wright al hablar del tema años después. Sin rencor, sin drama, simplemente explicando por qué tomó la decisión que tomó.
Lo que pudo haber sido
Mientras Wright prepara su adaptación de The Running Man con Glen Powell, no puedo evitar pensar en todas las películas de superhéroes que podrían haber sido.
Su Ant-Man habría sido diferente, más experimental, probablemente más arriesgada. Habría aportado una frescura única en un momento donde el MCU empezaba a mostrar cierta repetición de fórmulas.
Pero al final, tanto Wright como Marvel siguieron sus caminos y ambos han tenido éxito. A veces las mejores decisiones son las más difíciles de tomar.
En un mundo lleno de secuelas y franquicias, tener directores que priorizan su integridad creativa es algo que deberíamos valorar más. La decisión de Wright fue valiente, y aunque como fan me duela lo que perdimos, respeto profundamente su elección.

