• Sigourney Weaver se une al universo Star Wars como la Coronel Ward en «The Mandalorian and Grogu», demostrando que la franquicia está atrayendo talento de primera.
• La actriz elogia cómo Star Wars ha dejado de intentar hacer «la película definitiva» para centrarse en contar historias sólidas dentro del universo, algo que me recuerda mucho a la estrategia del MCU.
• Ver a una leyenda de la ciencia ficción como Weaver apostar por este proyecto me da esperanza de que Star Wars haya encontrado finalmente su equilibrio narrativo.
Mira, yo soy más de Marvel que de Star Wars, pero cuando una actriz como Sigourney Weaver decide unirse a una franquicia, hay que prestar atención. Y sus comentarios sobre el estado actual de la saga me han hecho reflexionar sobre algo que llevo tiempo pensando: ¿ha encontrado por fin Star Wars su fórmula?
Una veterana que sabe elegir
Sigourney Weaver no es de las que se apunta a cualquier cosa. Después de décadas siendo Ellen Ripley y más recientemente en Avatar, podría haberse quedado tranquila en casa. Pero «The Mandalorian and Grogu» la convenció para interpretar a la Coronel Ward, una oficial de la Nueva República que lidera a los Adelphi Rangers.
Lo que me parece más interesante es que no fue el glamour de Star Wars lo que la enganchó, sino la calidad del guión. Eso me recuerda a cuando actores como Robert Downey Jr. o Scarlett Johansson hablaban de por qué se quedaron tanto tiempo en Marvel: no era solo el dinero, era que las historias merecían la pena.
«Están dejando que el universo respire»
Esta frase de Weaver me ha dado en el clavo: «Ya no están intentando hacer el Star Wars que acabe con todos los Star Wars. Están dejando que el universo exista y contando historias realmente interesantes dentro de él».
¿Os suena? Es exactamente lo que hizo Marvel con el MCU. En lugar de intentar que cada película fuera el evento definitivo, construyeron un universo donde cada historia importaba pero también funcionaba por sí sola. Iron Man no tenía que salvar el multiverso; solo tenía que ser una buena película de Iron Man.
Star Wars se perdió durante años intentando que cada entrega fuera LA película que lo cambiaría todo. The Mandalorian demostró que había otra forma: contar una historia sencilla pero bien ejecutada sobre un mandaloriano y su pequeño compañero verde.
Grogu, el factor decisivo
Me encanta la honestidad de Weaver: «Tengo escenas con el pequeño Grogu, que probablemente es la razón por la que hice la película, y él también es un pequeño cabroncete».
Grogu se ha convertido en el corazón emocional de esta nueva era de Star Wars, igual que Tony Stark lo fue para el MCU en sus primeros años. No es solo un personaje adorable; es el hilo conductor que mantiene todo unido emocionalmente.
Sus comentarios sobre el crecimiento del personaje me tienen intrigada. Hemos visto evolucionar a Grogu desde aquel bebé misterioso hasta convertirse en un elemento activo de la narrativa. Es desarrollo de personaje puro, algo que tanto Marvel como Star Wars han aprendido que es fundamental.
Un futuro que promete
«The Mandalorian and Grogu» llega el 22 de mayo de 2026, con Pedro Pascal de vuelta y Jeremy Allen White también en el reparto. La película se desarrolla después de la caída del Imperio, con Din Djarin y Grogu ayudando a asegurar la paz contra los señores de la guerra imperiales.
Lo que más me emociona es que Star Wars parece haber encontrado su ritmo. No se trata de competir con el legado original o de redefinir qué significa ser una película de Star Wars. Se trata de contar buenas historias en un universo que funciona.
La incorporación de Weaver se siente como una declaración de intenciones. Cuando una actriz de su calibre elogia la dirección narrativa de una franquicia, es que algo se está haciendo bien. Como fan que ha vivido tanto los momentos álgidos como los más cuestionables de las grandes sagas, ver esta evolución me da esperanza.
Quizás Star Wars haya aprendido lo que Marvel descubrió hace años: que los universos funcionan mejor cuando respiran, cuando cada historia importa pero no tiene que cargar con el peso de ser definitiva. Y si Sigourney Weaver está dispuesta a apostar por ello, yo también.

