Por qué el biopic de Michael Jackson será el FRACASO más épico del cine

El biopic “Michael” enfrenta el reto imposible: honrar al genio sin maquillar las sombras. Entre casting familiar y legado polémico, el desastre se ve venir.

✍🏻 Por Tomas Velarde

noviembre 10, 2025

• El próximo biopic de Michael Jackson representa el desafío más complejo del cine biográfico contemporáneo: retratar a un genio musical envuelto en controversias sin resolver.

• La industria cinematográfica tiene la oportunidad de demostrar que la honestidad artística puede prevalecer sobre la corrección política y el sensacionalismo barato.

• Antoine Fuqua debe evitar tanto la hagiografía como la demonización para crear un retrato cinematográfico digno de la complejidad humana.

En los anales del cine biográfico, pocas figuras han presentado un reto tan formidable como Michael Jackson. El llamado «Rey del Pop» encarna una paradoja que desafía los convencionalismos narrativos del séptimo arte.

¿Cómo retratar a un genio musical cuya obra transformó la cultura popular mundial, pero cuya vida personal estuvo envuelta en acusaciones jamás probadas judicialmente? Esta dicotomía me recuerda inevitablemente a los dilemas que enfrentó Orson Welles al construir Charles Foster Kane, donde la grandeza y la decadencia coexisten en un mismo personaje.

El próximo estreno de «Michael», dirigido por Antoine Fuqua, nos sitúa ante una encrucijada cinematográfica que trasciende el mero entretenimiento. En una época donde el cine biográfico oscila peligrosamente entre la adulación vacía y el escándalo manufacturado, este proyecto promete algo más ambicioso: la honestidad artística.

Como espectador que comenzó escribiendo críticas en los primeros foros de cinéfilos de finales de los 90, he presenciado la evolución del género desde los días dorados de «Lawrence de Arabia» hasta las producciones contemporáneas. Observo con particular interés cómo se desarrollará esta compleja narrativa.

El Desafío de la Autenticidad

La elección de Jaafar Jackson, sobrino del artista, para interpretar al protagonista constituye una decisión audaz. Esta decisión familiar evoca las tradiciones del cine clásico, donde el casting trascendía la mera semejanza física para buscar una conexión emocional profunda.

Me recuerda a la participación de los Selznick en «Lo que el viento se llevó», donde los vínculos personales con el material enriquecían la autenticidad del resultado final. El riesgo, por supuesto, es la pérdida de objetividad artística.

Antoine Fuqua, director conocido por su capacidad para navegar narrativas moralmente complejas, ha declarado su intención de «mostrar lo bueno, lo malo y lo feo» basándose en los hechos disponibles. Esta aproximación metodológica resulta refrescante en un panorama cinematográfico donde demasiados realizadores sucumben a la tentación de simplificar figuras históricas complejas.

El filme debe enfrentarse a una realidad incómoda. Jackson vendió más de 400 millones de discos, «Thriller» permanece como el álbum más vendido de la historia, y sus 13 premios Grammy testimonian un talento indiscutible.

Simultáneamente, las acusaciones de abuso infantil, aunque nunca resultaron en condenas criminales, han ensombrecido su legado desde los años noventa. Esta dualidad exige un tratamiento cinematográfico de una sofisticación narrativa que rara vez vemos en el cine comercial actual.

La Sombra de «Leaving Neverland»

El documental de HBO «Leaving Neverland» de 2019 reavivó las controversias con una intensidad que recuerda a los escándalos que sacudieron Hollywood en décadas pasadas. Como observador del panorama mediático, he presenciado cómo estos documentales pueden influir en la percepción pública de manera más profunda que cualquier veredicto judicial.

La producción del biopic ha enfrentado retrasos significativos, particularmente debido a preocupaciones legales relacionadas con el retrato de Jordan Chandler, uno de los acusadores de Jackson. Estos obstáculos legales reflejan la complejidad inherente de abordar figuras controvertidas en el cine contemporáneo.

La promesa de los productores de ofrecer un retrato «auténtico» y «honesto» que muestre tanto el genio creativo como las luchas personales de Jackson establece un precedente importante. En una industria que frecuentemente opta por la seguridad comercial sobre la integridad artística, esta aproximación valiente merece reconocimiento.

El Contexto Cultural Contemporáneo

El estreno programado para el 23 de abril sitúa al filme en un momento cultural particularmente delicado. La opinión pública permanece dividida respecto a Jackson, con defensores que señalan la ausencia de condenas criminales y detractores que consideran las acusaciones suficientemente graves para empañar su legado musical.

Esta división refleja tensiones más amplias en nuestra sociedad contemporánea sobre cómo evaluar figuras históricas complejas. El cine, como arte narrativo, posee la responsabilidad única de presentar estas complejidades sin recurrir a simplificaciones maniqueas.

La decisión de Fuqua de «humanizar pero no sanitizar» la figura de Jackson demuestra una comprensión sofisticada del potencial cinematográfico. Los mejores biopics de la historia del cine han triunfado precisamente por su capacidad de presentar protagonistas multifacéticos sin juzgarlos prematuramente.

Pienso en «Amadeus» de Miloš Forman, donde Mozart aparece como genio y criatura despreciable simultáneamente. O en la magistral construcción de Salieri, víctima y villano a la vez. Esta ambigüedad moral genera una tensión narrativa que los biopics contemporáneos raramente alcanzan.

Lecciones del Cine Biográfico Clásico

La tradición cinematográfica nos enseña que los personajes más fascinantes son aquellos que desafían categorizaciones simples. Hitchcock comprendía que la ambigüedad moral genera tensión narrativa más efectiva que la claridad absoluta.

Recuerdo vívidamente la secuencia del carrusel en «Extraños en un tren», donde la simpatía del espectador oscila constantemente entre los dos protagonistas. Esta lección resulta particularmente relevante para «Michael».

El filme debe evitar tanto la hagiografía como la demonización. Jackson fue, indiscutiblemente, un innovador musical cuyas contribuciones transformaron el entretenimiento popular. Simultáneamente, las acusaciones contra él no pueden ser ignoradas o minimizadas en aras de preservar su imagen pública.

La responsabilidad del cineasta consiste en presentar los hechos disponibles de manera coherente y permitir que el público forme sus propias conclusiones. Esta aproximación requiere una confianza en la inteligencia del espectador que, lamentablemente, escasea en el cine comercial contemporáneo.

El Futuro del Género Biográfico

«Michael» representa una prueba crucial para el futuro del cine biográfico. En una época donde las redes sociales amplifican controversias y polarizan opiniones, los cineastas enfrentan presiones sin precedentes para conformarse a narrativas preestablecidas.

La valentía artística de abordar figuras controvertidas sin sucumbir a presiones externas determinará si el género biográfico puede mantener su relevancia cultural. Los grandes maestros del cine nunca rehuyeron la complejidad moral; por el contrario, la abrazaron como fuente de riqueza narrativa.

Pienso en «Ciudadano Kane», donde Welles construye un retrato devastador del poder sin caer en la caricatura. O en «El Padrino II», donde Coppola presenta la decadencia moral sin renunciar a la complejidad psicológica de sus personajes.

El éxito o fracaso de este proyecto influirá en futuras producciones biográficas. Si «Michael» logra equilibrar honestidad y respeto, establecerá un modelo para abordar otras figuras históricas complejas.

La figura de Michael Jackson, con todas sus contradicciones y complejidades, ofrece al cine una oportunidad extraordinaria de demostrar su capacidad para abordar la condición humana en toda su ambigüedad.

Como espectadores, debemos exigir que los cineastas aprovechen esta oportunidad con la seriedad y el rigor que el arte cinematográfico merece. El legado de Jackson, tanto musical como personal, requiere un tratamiento que honre la complejidad de su existencia sin simplificar las preguntas incómodas que su vida plantea.

En última instancia, «Michael» nos recuerda que el cine, en su forma más elevada, no debe ofrecer respuestas fáciles sino plantear las preguntas correctas. Si Fuqua y su equipo logran este objetivo, habrán creado no sólo un retrato cinematográfico memorable, sino una reflexión profunda sobre la naturaleza del genio, la fama y la fragilidad humana.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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