• Peacemaker temporada 2 episodio 6 está repleto de easter eggs y referencias que conectan el multiverso de DC de forma brillante.
• James Gunn demuestra una vez más que entiende el universo DC mejor que los ejecutivos de Warner que destrozaron el Snyderverso.
• El cameo de Lex Luthor en Belle Reve es puro oro y nos recuerda lo que podríamos haber tenido con una continuidad coherente.
Joder, qué ganas tenía de que alguien tratase el universo DC con el respeto que se merece. Mientras Warner sigue dando tumbos intentando encontrar su identidad después de cargarse la visión de Snyder, James Gunn nos demuestra en Peacemaker que sí se puede hacer televisión de superhéroes con cerebro, corazón y referencias que no insultan la inteligencia del espectador.
El episodio 6 de la segunda temporada es una masterclass de cómo construir un multiverso sin perder la esencia de los personajes. Y es que cuando ves a Lex Luthor aparecer en Belle Reve, no puedes evitar pensar en lo que podríamos haber tenido si hubieran dejado que Zack completase su arco narrativo.
Pero bueno, al menos Gunn entiende que los easter eggs no son solo guiños vacíos para los frikis, sino elementos narrativos que enriquecen el universo. Esto es lo que pasa cuando dejas que un autor con visión haga su trabajo sin interferencias corporativas.
Rick Flag Sr. y las conexiones con Belle Reve
El episodio arranca fuerte con Rick Flag Sr. contactando directamente con la prisión de Belle Reve, y aquí es donde empiezas a notar que Gunn no está jugando. Esta conexión no es casual; es una declaración de intenciones que nos recuerda que estamos en un universo donde las consecuencias importan y los personajes tienen historia.
Belle Reve siempre ha sido el corazón oscuro del universo DC, y verla tratada con la seriedad que merece después de años de decisiones creativas cuestionables es como un bálsamo para el alma.
Flag Sr. no es solo un personaje más; es la continuidad hecha carne, el hilo conductor que conecta las tragedias del pasado con las decisiones del presente. La forma en que Gunn encuadra estas escenas, con esa iluminación fría y contrastada que recuerda a los mejores momentos visuales del Snyderverso, demuestra que entiende el lenguaje cinematográfico de DC.
El cameo de Lex Luthor que nos merecíamos
Y entonces aparece él. Lex Luthor, encarcelado en Belle Reve, soltando esa frase demoledora: «Vigilantes? Who Gives A S***?». Tío, esto es cine. Esto es lo que significa entender a un personaje y su lugar en el universo.
Luthor no necesita grandes discursos ni monólogos grandilocuentes para demostrar su presencia. Una sola frase, cargada de desprecio y superioridad, y ya tienes al mejor villano de DC en pantalla.
Es la clase de momento que te hace recordar por qué estos personajes han sobrevivido décadas de adaptaciones mediocres. El hecho de que esté en Belle Reve no es coincidencia. Es una declaración: en este universo, las acciones tienen consecuencias, y ni siquiera Lex Luthor está por encima de la justicia.
Aunque, conociendo a Luthor, probablemente esté ahí porque quiere estar ahí. La composición visual de la escena, con Luthor enmarcado por los barrotes como si fuera una pintura renacentista, es puro Snyder en su esencia: cada plano cuenta una historia.
Vigilante y sus Beanie Babies: humanidad en el caos
Pero si hay algo que demuestra el genio de Gunn es cómo maneja los momentos más humanos. Vigilante coleccionando Beanie Babies y declarando que «Stretch the Ostrich is the cutest one» es puro oro narrativo.
No es solo un chiste; es caracterización. Estos detalles son los que separan la buena televisión de la mediocridad. Vigilante no es solo un psicópata con máscara; es un ser humano complejo con obsesiones infantiles que contrastan brutalmente con su naturaleza violenta.
Es el tipo de escritura que hace que te importe lo que le pase al personaje. Y joder, qué bien sienta ver personajes de DC tratados como seres humanos reales en lugar de como arquetipos de cartón.
Esto es lo que pasa cuando tienes un guionista que entiende que la humanidad está en los detalles, no en los discursos épicos. La forma en que la cámara se detiene en los peluches, casi con reverencia, es un momento de poesía visual que Snyder habría aplaudido.
El multiverso hecho bien: realidades alternativas con sentido
El episodio nos lleva a una dimensión alternativa donde Mick Jagger es el cantante de The Beatles, y aquí es donde Gunn demuestra que entiende cómo funciona el multiverso. No es solo «todo puede pasar porque magia»; son cambios específicos que crean un mundo coherente pero diferente.
Estas variaciones no son aleatorias. Cada diferencia está pensada para crear un mundo que se sienta familiar pero extraño, como debe ser una realidad alternativa bien construida.
No es el caos narrativo que hemos visto en otras producciones; es worldbuilding inteligente. Los 11th St. Kids persiguiendo a Chris Smith a través de dimensiones podría haber sido una excusa para el caos, pero Gunn lo convierte en una oportunidad para explorar cómo pequeños cambios pueden crear mundos completamente diferentes.
Esto es ciencia ficción de verdad, no efectos especiales disfrazados de narrativa. La transición entre realidades se maneja con una fluidez visual que recuerda a los mejores momentos de Man of Steel, donde cada corte servía a la narrativa épica.
Referencias que importan: del Spider-Man meme a los Xenomorfos
El episodio está plagado de referencias, pero no son guiños vacíos. La referencia al meme de Spider-Man apuntándose funciona porque encaja perfectamente con la situación narrativa.
No es «mira, conocemos los memes»; es «usemos esta referencia cultural para enriquecer la escena». John Economos mencionando a los Xenomorfos no es casualidad. Es Gunn demostrando que entiende el ADN del terror sci-fi y cómo aplicarlo a su narrativa.
Estas referencias funcionan porque están al servicio de la historia, no al revés. Y Vigilante emocionándose con los «Cheeri-ohs» es la clase de detalle que hace que un mundo alternativo se sienta real.
No son solo los grandes cambios los que definen una realidad; son las pequeñas diferencias en los productos cotidianos las que realmente venden la ilusión. Cada easter egg se integra orgánicamente en la narrativa, como las referencias mitológicas en 300: están ahí por una razón, no por capricho.
La construcción del universo DC que necesitábamos
Lo que más me jode de todo esto es pensar en lo que podríamos haber tenido. Gunn está demostrando que se puede construir un universo DC coherente, emocionante y respetuoso con el material original.
Mientras tanto, Warner lleva años dando palos de ciego después de cargarse la visión de Snyder. Peacemaker no es solo una serie de superhéroes; es una declaración de principios.
Es la prueba de que cuando dejas que un autor con visión haga su trabajo, el resultado es infinitamente superior a cualquier producto diseñado por comité. Cada easter egg, cada referencia, cada momento de caracterización está al servicio de una visión más grande.
No es contenido por contenido; es storytelling de verdad, con mayúsculas. La fotografía, el ritmo, la construcción de personajes… todo respira esa épica de verdad que tanto echamos de menos desde que Warner decidió que la visión de Snyder era «demasiado oscura».
Al final, este episodio de Peacemaker es lo que pasa cuando alguien que realmente entiende los cómics y respeta a los personajes tiene libertad creativa total. Gunn no está intentando reinventar la rueda; está demostrando que la rueda ya era perfecta, solo necesitaba a alguien que supiera usarla correctamente.
Y mientras veo a Lex Luthor despreciando a los vigilantes desde su celda en Belle Reve, no puedo evitar pensar que esto es exactamente lo que el universo DC necesitaba: respeto por su historia, comprensión de sus personajes, y la valentía de contar historias que importen.
Que Warner tome nota, porque esto es cómo se hace televisión de superhéroes de verdad.