El secreto de Eagly: ¿Por qué James Gunn no podía parar de reír?

James Gunn confiesa cómo la voz de Eagly en Peacemaker lo hizo reír sin control y revela el valor de la pasión y los detalles en el cine de autor.

✍🏻 Por Iván Salcedo

septiembre 16, 2025

• Dee Bradley Baker es la voz detrás de Eagly en Peacemaker, demostrando que los detalles importan cuando hay visión de autor de verdad.

• James Gunn se descojonaba tanto viendo a Baker hacer las voces que tenía que silenciar el micrófono durante las grabaciones.

• Esta anécdota demuestra la diferencia abismal entre crear con pasión genuina y el cine corporativo sin alma que nos han estado colando.

¿Sabéis qué diferencia a un verdadero autor de un director de encargo? Que cuando algo le emociona de verdad, no puede disimularlo. James Gunn acaba de demostrarlo confesando que se partía de risa durante las grabaciones de Eagly como un crío en su primera película casera.

Y es que detrás de cada detalle que funciona hay una decisión consciente, una visión. Algo que Warner nunca entendió cuando decidió cargarse la épica visual que Snyder estaba construyendo para darnos productos prefabricados.

Resulta que Eagly, esa águila CGI que se ha ganado el corazón de medio mundo, no emite ni un solo sonido real de pájaro. Todo sale de la garganta de Dee Bradley Baker, un veterano del doblaje que entiende que dar vida a un personaje va más allá de cumplir el expediente.

Aquí viene lo bueno: Gunn ha confesado sin pudor que durante las sesiones de grabación por Zoom tenía que silenciar su micrófono porque no podía parar de reírse viendo a Baker hacer los sonidos.

«Cada vez que escucháis a Eagly en la primera o segunda temporada, no es el sonido real de un pájaro. Es un caballero llamado Dee Bradley Baker», explicó Gunn con esa honestidad que tanto echo de menos en otros directores.

«Tengo que verle cuando le dirijo por Zoom, y apagar mi micrófono porque no puedo parar de reírme de lo ridículo que se ve haciendo esas voces de pájaro.»

Esta confesión me recuerda por qué el trabajo de Gunn funciona. No ha perdido esa capacidad de asombrarse con su propio proceso creativo. Es lo mismo que pasaba cuando Snyder construía cada plano de 300 o Watchmen como si fuera una pintura renacentista.

Baker no es precisamente un novato. El tío ha puesto voz a medio universo animado, desde Clone Wars hasta Adventure Time. Sabe que crear un personaje memorable requiere algo más que técnica: requiere alma.

Jennifer Holland, que da vida a Emilia Harcourt, lo tiene claro: «La capacidad de Baker para comunicar pensamientos y sentimientos específicos a través de la voz de Eagly es extraordinaria».

Y tiene razón. Ese pájaro CGI tiene más personalidad y carisma que la mayoría de protagonistas del cine de superhéroes actual. Porque cuando hay visión de autor, hasta un águila digital cobra vida propia.

Lo que me parece brillante es cómo Gunn entiende que los detalles construyen mundos. No se conformó con sonidos genéricos de biblioteca y listo. Contrató a un profesional para que Eagly tuviera su propia identidad sonora.

Es esa atención obsesiva al detalle la que separa a los verdaderos autores de los simples ejecutores de mandatos corporativos. La misma diferencia que hay entre la narrativa visual de Snyder y el cine de comité que nos intentan colar como épico.

Mientras tanto, la segunda temporada de Peacemaker ya está disponible, y Gunn ha decidido que no habrá pases previos para críticos. Una decisión que demuestra confianza absoluta en su trabajo.

Cuando sabes que has creado algo auténtico, no necesitas la validación previa de nadie. Es lo que pasa cuando trabajas desde la convicción y no desde el miedo al fracaso comercial.

Esta anécdota de Gunn riéndose como un crío me emociona más de lo que debería. Porque demuestra que aún quedan directores capaces de sorprenderse con su propio trabajo, de mantener esa chispa que convierte el cine en magia.

Es algo que echo de menos en demasiadas producciones actuales. Todo tan calculado, tan frío, tan diseñado por algoritmos que se olvidan de que hacer cine debería ser, ante todo, una experiencia humana.

La risa genuina de Gunn durante esas grabaciones es la prueba de que Peacemaker nace de un lugar auténtico. No es producto de focus groups ni de decisiones de marketing. Es puro instinto creativo funcionando a pleno rendimiento.

Al final, historias como esta nos recuerdan por qué algunos proyectos trascienden y otros se olvidan al día siguiente. Porque detrás de cada gran momento hay personas reales creando desde la pasión, no desde la obligación.

Y si un águila CGI puede hacer reír tanto a su director que tenga que silenciar el micrófono, es que estamos ante algo especial. Porque la risa que no puedes controlar es la mejor señal de que la magia está funcionando de puta madre.


Soy un apasionado del cine de autor y creo firmemente en las visiones arriesgadas, no en los productos hechos por comité. Sí, pienso que Zack Snyder fue incomprendido. Sí, Batman v Superman es una obra mayor. Si eso te molesta… probablemente no te guste lo que escribo. Pero si te intriga, quédate. Prometo argumentos, no gritos.

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